El complejo dilema “no tengo ropa”

Puede ser minimalista al estilo Marie Kondo o desbordar de ropa; puede ser una galería de arte con sofisticadas piezas o estar basado en clásicos; puede tener prendas de la última temporada o ítems con un sinfín de recuerdos. Pero no importa el caso, ninguna mujer en este mundo le escapa al “no tengo ropa”, frase que un novio o marido jamás podrá comprender.

Definamos la expresión: Frustrante sentimiento característico del género femenino que produce indiferencia hacia las prendas que hace un mes nos hacían felices, y nos hace sentir que, a pesar de tener un ropero repleto de ropa, no hay nada allí que importe. Este sentimiento puede ser causante de baja autoestima temporal y se manifiesta principalmente en invierno.

Después de hacer una encuesta en Instagram entre mis seguidoras, muchas  aseguran que en verdad, “no tengo ropa”, significa “nada me hace sentir bien” o “nada me queda bien”, generando un desánimo que algunas afirman incluso, les quita las ganas de salir.

Algunas intentan recordar qué solían ponerse hace una semana o un invierno atrás y otras confiesan usar solo un 5 % de lo que hay en su guardarropas. “Me aburre usar lo que tengo”, “Siento que compro mal”, “Necesito prendas con onda. Creí tenerlas la última vez que salí de compras pero ya no las miro con los mismos ojos”, fueron algunas de las declaraciones.

La decepción acompaña esta crisis cuando algo no nos queda como esperábamos, cuando no encontramos el look indicado para determinada ocasión o cuando entendemos que ya usamos todo un millón de veces y nos ahogamos en un vaso de agua creyendo que necesitamos todo un guardarropas nuevo para revertir la situación. ¡Pero no es así!

Con algunas de las respuestas que recibí por Instagram y otras que elaboré por mi cuenta, acá van 10 soluciones para rescatarte de esta típica crisis femenina (y no incluyen prender fuego la tarjeta de crédito ni resignarnos a usar siempre lo mismo).

1. Comprar de una a tres prendas clave

Está comprobado que salir a comprar masivamente solo termina acumulando más prendas en nuestro guardarropas. La clave está en comprar poco, pero con la certeza de que lo vamos a usar. Idealmente es preferible salir con una lista de prioridades, pero nada es mejor que comprar pocos ítems que nos fascinen (aunque no sean los que más necesitamos). Es increíble como una prenda nueva puede hacerte revalorizar todo lo que tenías antes de salir de compras, por la cantidad de combinaciones nuevas que se pueden lograr.

2. Hacer una limpieza profunda

Esto es lo que termina de enloquecer a las parejas masculinas. Escena uno: ¡No tengo ropa! Escena 2: Nos ven donar ropa. Pero es así. Nada clarifica más el panorama que sacar todo aquello que no usamos. A su vez, ordenar nos ayuda a recordar prendas que definitivamente no recordábamos tener, o a identificar con mayor precisión lo que nos falta.

3. Buscar en armario de al lado

Dicen que el jardín de al lado es siempre más verde. A veces la respuesta está en el ropero de nuestra madre, hermana e incluso en el guardarropas de nuestro novio o hermano. Puede que un sweater o unas medias de hombre sean lo que estábamos necesitando. La clave de este punto está en que el otro se sienta cómodo prestando ropa. Sino, es preferible invertir en el punto uno y ahorrar en discusiones familiares. La ropa es algo muy personal y es importante entender que no todos nos sentimos igual prestando ropa.

4. Lookearnos antes de vestirnos

En tu rutina diaria ¿te peinas y te maquillas antes o después de vestirte? La clave está en hacerlo antes. No es lo mismo analizar un look con las manos hechas, el pelo arreglado y nuestro make up cotidiano puesto, que hacerlo como salimos de la cama. En plena crisis de “no tengo ropa” prueba pasar antes del shopping por la peluquería y luego verifica si tu ropero sigue vacío.

5.  Crear un buffer de looks

Armar looks con el autoestima alta y tomarles fotos para recordar las opciones que tenemos, es una excelente alternativa. Cami, una de mis lectoras, mencionó algo muy cierto: “El mood de nuestro día influye a la hora de vestirnos. Hay días que no podemos lidiar con nosotras mismas, ¡y menos entonces con nuestra ropa!”.  También cuenta que, cuando está de ánimo, arma outfits, les toma fotos y las guarda en una carpeta en su celular, para luego replicarlos esos días que no sabe que ponerse.

6. Buscar inspiración

Vogue Runway siempre tiene las últimas pasarelas de la moda. Una excelente opción es buscar las firmas con las cuales nos sentimos identificadas y mirar looks. Podemos intentar replicar alguno con nuestra ropa, tomar ideas, o al menos tener un panorama de cortes, matices o siluetas actuales que nos hagan mirar con otros ojos a esas prendas que teníamos abandonadas en nuestro guardarropas.

7. Contar con clásicos y básicos

Hace tiempo empecé a planificar mi ropero con prendas clásicas”, comentó Steffi de Not Only Salad Blog. Como destaca siempre la asesora de imagen Fer Sinopoli, es clave tener siempre la lista de clásicos completa en nuestro guardarropas. Los mismos, de buena calidad, son el comodín perfecto que jamás aburre  y nos brinda infinitas posibilidades para combinar. ¿Qué tendría que haber en esta lista? Pantalones blancos, negros y un par de jeans. Una t-shirt básica blanca o gris, una camisa blanca, un sweater versátil, una campera de cuero y un blazer negro. Un par de zapatos en tonos neutros (como el cámel o el beige), un trench y una cartera que combine con todo.

8. ¿Qué hacer a falta de inspiración?

Con poco tiempo y a falta de inspiración ante un gran “no tengo ropa”, las monocromías y un toque distintivo con maquillaje o un accesorio nunca falla. Las monocromías benefician, aportan elegancia y son una consigna fácil de lograr con lo que tenemos. Complementadas con un acento diferencial en el make up o con un accesorio llamativo, evitamos que la misma resulte aburrida. Y, si podemos combinar texturas ¡mejor aún!

9. ¡No desesperar!

Perder la calma puede hacernos cometer el gran error de comprar sin pensar. Tómate el tiempo de analizar lo que realmente te falta, toma acción y entiende que lo que te pasa le pasa a todas, y es síntoma de total y absoluta normalidad.

The Strawberry Blonde