Cómo hacer limpieza de guardarropas

Lo primero que hago cada vez que visito Buenos Aires, es ordenar el ropero de mis dos mejores amigas mientras nos ponemos al día. Nada me puede entusiasmar más. Cuando tenía diez años (como en la imagen en portada), la mamá de una amiga de mi hermana me llamaba para que ordene el cuarto y el guardarropas de su hija. Iba fascinada en bicicleta y me podía pasar el día entero haciendo orden profundo. Terminaba agotada.

Con el tiempo, me di cuenta que la acumulación desmedida de ropa tiene que ver con un estanque energético. Es la representación física del aferro emocional al pasado y sin duda, al mundo material. Tiene que ver con evadir etapas del pasado que merecen ser atendidas y soltadas.

Pero sacar prendas no es tarea fácil. Es complejo ser objetivos cuando existen sentimientos. Y sin duda los tenemos por la ropa. ¿Cómo no sentir amor por el vestido con el que salí por primera vez con mi pareja actual? ¿O cómo donar el único blazer que conservo de mi abuela? La mayoría de las prendas cuentan una historia, guardan un secreto u ocupan un lugar especial en nosotros. Por eso se hace tan complejo soltar.

El guardarropas es una energía a la que nos enfrentamos todas las mañanas y es importante que la misma sea fresca y liviana. Buscar entre infinitas pilas en desuso es ineficiente y seguramente agotador.
Para deshacernos de ropa tenemos que ser objetivos. Y para eso, debemos tener criterios de objetividad que justifiquen sacar una prenda del guardarropas. A continuación les dejo los mejores parámetros para juzgar esas prendas con las que no saben qué hacer.

Adiós a las prendas con pilling

El pilling, o “las bolitas”, en telas de algodón o sintéticas es un claro argumento para deshacernos de una prenda. El mismo da un aspecto gastado que no beneficia la imagen personal. Si compramos la pieza hace relativamente poco puede significar que el tejido era de mala calidad (con fibras muy cortitas en relación a la torsión del hilado), o que el método de lavado utilizado no fue el adecuado.

En el caso de prendas de lana, las bolitas son señal de calidad. A diferencia de otros tejidos, podemos removerlas fácilmente con una Gillette.

¿Vintage o desactualizado?

Es difícil diferenciar estos dos conceptos. A veces, organizando guardarropas, recibo el comentario “lo guardo porque todo en la moda vuelve”… Sí, pero hasta cierto punto. Una bota tejana, una campera de jean rockera o una cartera clásica de Chanel, sin duda vuelven. Generalmente los que vuelven son ítems más clásicos o icónicos en la historia de la moda como la bota tejana, que sin duda tiene sus momentos. Pero una blusa con una moldería desactualizada probablemente no vuelva a estar a la moda, o al menos no en un futuro cercano.

Los blazers de los ochenta son el ejemplo perfecto. Revivimos hace un par de temporadas esta glamorosa década. Sin embargo, las hombreras actuales no llegaron ni a competir con lo que fueron en aquel entonces.

Sin duda vale la pena guardar una pieza vintage. Si tenemos una prenda desactualizada que realmente vale la pena, podemos llevarla a una modista para darle un twist contemporáneo. Si es una prenda menos significativa como una t-shirt básica con una moldería desactualizada, lo más probable es que nunca la volvamos a usar. Y en ese caso, es mejor donarla o llevarla a un second hand. 

Ropa rota o manchada (les aseguro, no es tan obvio)

A menos que seas un creativo y te des maña para seguir rompiéndola y obtener un resultado extremadamente cool, lo mejor es sacar esta pieza del guardarropas. Las manchas y los agujeros perjudican nuestra imagen. Una excelente idea es donar este tipo de ropa a un Tailor Shop para que puedan darle a ese textil, una nueva vida.

Prendas que no usas hace más de un año

¿Qué chances hay de que las vuelvas a lucir? Mi mejor consejo es armarle a esa pieza el mejor look posible y pensar ante al espejo con sinceridad, si la usaremos. Si la respuesta es no, ya sabemos qué hacer.

Piezas de talla inadecuada

Nada es menos atractivo que un blazer chico de hombros o un pantalón que frunce en la zona del tiro. Es frecuente escuchar mujeres decir que comprarán un jean dos talles menos para motivarse a adelgazar. Esa es sin duda una mala práctica. Nuestro guardarropas debe acomodarse a nuestro cuerpo y a nuestra vida actual. Podemos guardar un pantalón que apenas ajusta si sabemos que en verano nos volverá a entrar. Pero prendas de dos tallas menos, son poco estimulantes para conservar.

Ítems desempoderantes

La moda se trata de hacernos sentir bien: confiadas en el trabajo, sexys en una cita y empoderadas en el día a día. ¿Qué sentido tiene usar una prenda que nos baja la autoestima o nos hace sentir incómodas? A veces guardamos prendas simplemente por su calidad. Pero no tiene sentido hacerlo si no nos hace sentir extraordinarias. Otro podría disfrutarla más.

Nota importante

Cuando sacamos ropa de nuestro ropero es importante ocuparnos de llevar las prendas de inmediato a su próximo destino, sea el dormitorio de una hermana, un lugar de donaciones o una tienda de segunda mano. Si dejamos la ropa en nuestro cuarto, lo más probable es que nos arrepintamos de lo que sacamos.

También es importante tener en cuenta que el próximo destino no puede ser ni el estante de los pijamas ni el de la ropa deportiva. De ese modo, no habremos sacado nada, sino simplemente reacomodado cosas. Con los pijamas debemos tener pijamas; con la ropa deportiva, ropa deportiva; y nada de “lo guardo de recuerdo”. Para los recuerdos no está el guardarropas, sino la caja de recuerdos.

The Strawberry Blonde