Menú de la Temporada

¿Qué hay en el menú para esta temporada?

Ciao a tutti, después de unos cuantos meses. Luego de siete años leyendo y escribiendo obsesiva y cuasi exclusivamente de moda, hace un par de meses sentí la necesidad de hacer una pausa, al menos en mi tiempo libre, para explorar mis intereses más allá de la moda. Decidí, por primera vez en muchos años, experimentar el placer de tener un hobbie, y comencé a estudiar astrología. A pesar del gran abanico de inspiración que nos presenta la moda temporada a temporada, había olvidado por qué la elegí como camino en un principio. Y en búsqueda de un indicio sobre cómo seguir, emprendí un viaje a las tierras que alguna vez inspiraron a grandes artistas como Miguel Ángel, Da Vinci y Botticelli.

Durante el mes de octubre estuve recorriendo la capital de la moda italiana. Llegué en plena fashion week. ¿Lo que más me cautivó? Las efímeras fragancias que recorren las veredas al ritmo acelerado de la ciudad, y las ganas que despiertan las calles por salir, en bicicleta o a pie, luciendo lo mejor del guardarropas.

Creí que esta aventura despertaría una nueva pasión en mí, pero no hizo más que recordarme por qué elegí la moda como camino.

Las exposiciones fueron grandes de las responsables. Las mejores experiencias son aquellas a las que llegamos sin expectativas. En Milán, mi amiga Nadine me invitó a la exhibición por los cuarenta años de Emporio Armani en Armani Silos, un recorrido de tres pisos y cuatro décadas de moda, que me recordó cómo todo vuelve luego de un ciclo de veinte años; cómo hace tanto tiempo venimos luchando por disolver los preconceptos establecidos sobre el hombre y la mujer; y cómo una prenda puede vestir a una habitación entera cuando el reflejo de su brillo estampa sus paredes, invitándonos a reflexionar… ¿hasta dónde llega la moda? ¿Termina con el remate de un ruedo o donde se proyecta su brillo? ¿Viste solo a quien la viste, o también al prójimo y al entorno?

“Serpenti Metamorfosi” de Bulgari en la Piazza del Duomo fue una experiencia inmersiva creada por el artista Refik Anadol, quien elevó su inteligencia con la artificial, inspirado en el concepto de metamorfosis que caracteriza a la línea Serpenti de Bulgari. Ante el duomo, la instalación parecía una pequeña caja de joyas, pero al entrar, la realidad era otra y el espacio se multiplicaba. El crecimiento de las flores en cámara rápida, los pixeles de color extraídos de una colección de imágenes florales recolectadas por Refik a través del tiempo, y la magia de la inteligencia artificial, lograron crear un filme 360 magnificado por espejos, con la sensualidad que caracteriza a las sabias musas del reino animal que inspiran a la maison italiana desde los años cuarenta.

Esta experiencia, que por un segundo me hizo olvidar que estaba en Milán, me recordó que el don más extraordinario que tiene la moda, es esa capacidad de deslizarse poderosa y elegantemente por cualquier otro rubro hipnotizando a todos con sus seductores colores, y de convertirse en el tema de conversación, sin la necesidad de traer una prenda o una joya a la mesa. De esto se trata el futuro de la industria.

 

Fondazione Prada fue otro de los highlights, que además de sus numerosas salas de exposición, ofrece la sencilla y extraordinaria experiencia de disfrutar un expresso en Café Luce, un espacio firmado por el inigualable Wes Anderson. Pero sin duda, la experiencia suprema fue Gucci Gardens en Florencia. Una exhibición compuesta por diversas instalaciones inspiradas en pasadas colecciones de la firma para celebrar su centenario. ¿Cómo explicarlo en palabras? Fue como un electroshock con la potencia suficiente para revivir una pasión en mí. Me recordó que la moda es tan solo un espejismo que nos cautiva e invita a acercarnos, si bien verdaderamente, nunca alcanzamos. Es un universo onírico, en el cual no importa cuántas piezas de una colección tengamos, sino cuánta imaginación le pongamos, para sentirnos parte de algo que en verdad no existe, más que en nuestra propia mente. Es un mundo neptuniano: de barreras difusas, grandes ilusiones y creatividad ilimitada. Es un plano de sorpresas y experiencias, que nos propone comunicar quién somos a través de aquello que llamamos “nuestro estilo personal”, para más adelante darnos cuenta que no somos nada de lo que creíamos, y lo único que verdaderamente importa a la hora de vestirnos, es divertirnos.

 

Inspirada por el viejo continente, con este artículo les presento una nueva etapa en The Strawberry Blonde, en la que el contenido se presentará por temporadas y tendrán la posibilidad de elegir entre un menú degustación o a la carta. A quienes casualmente compartan mi miscelánea combinación de intereses, entre ellos la moda, el emprendimiento, la cocina y la astrología (entre otras corrientes espirituales y filosóficas), les sugiero ir por la primera opción. Para quienes solo compartan alguna de mis tantas aficiones, el menú a la carta es el indicado.

Espero que disfruten de estos nuevos frutos de temporada en The Strawberry Blonde, dedicados especialmente a quienes durante el invierno, se acercaron a preguntar por el blog. Como las frutillas, estaba esperando la primavera para volver a florecer.

 

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Camila Galfione, The Strawberry Blonde