Los cinco años previos a los treinta son como la pubertad adulta. Es un período, en astrología conocido como el “retorno de Saturno”, en el que terminamos de dar esos últimos pasos para recibirnos oficialmente de personas maduras. Una etapa híbrida de la vida en la que para muchas cosas seguimos siendo jóvenes y en otras ya somos adultos; en la que no comprendemos cómo aún nos sigue saliendo acné mientras se definen las primeras líneas de expresión. Sí, el “retorno de Saturno” es conocido por ser una etapa dura.

Afortunadamente, la cosmética y la tecnología avanzan de la mano, y en mi caso, a pesar de fruncir el ceño a cada rato como un adulto de verdad, mi rutina de belleza hace su magia. No sé cómo decir esto sin que parezca un reclame, así que se los voy a contar y luego les voy a contar el motivo también. Mi rutina de belleza es, de principio a fin, basada en productos de The Chemist Look.

Hace años tenía una amiga que estudiaba medicina y me contó que la contrataron de una nueva marca uruguaya de cosmética porque era estudiante de medicina. La hacían estudiar y evaluaban sus conocimientos para ofrecerle un asesoramiento personalizado a sus clientas para poder formular en la tienda, su rutina de belleza personalizada. Los cuentos sonaban como Disney en una marca de cosmética.

Con el tiempo, cuando los nacidos en los noventa nos empezamos a dar cuenta que nos debíamos cuidar la piel, empecé a testear The Chemist Look. Comencé por el limpiador, luego me asesoraron la crema humectante según mi tipo de piel, y una cosa llevó a la otra hasta que, sin darme cuenta, construí un pequeño laboratorio de belleza en mi baño.

The Chemist Look comenzó como un blog que desmitificaba los claims más suntuosos de la industria de la belleza, y conociendo el mercado mejor que nadie, se convirtió en una marca de cosmética obsesionada con la efectividad.

Justamente por no ser un imperio transcontinental, The Chemist Look tiene la posibilidad de jugar con fórmulas más concentradas, más arriesgadas y por ende, más efectivas. Es por eso que la elijo día a día.

Ahora, la gran pregunta: ¿qué productos elijo para encarar los 30 y posponer (lo máximo que pueda) el baby bótox?

1. El Limpiador

Lo primero que hago por la mañana es limpiarme el rostro. A diferencia de otros limpiadores, el de TCL respeta los límites. En mi experiencia con otros limpiadores, sentía que barrían todo lo que mi piel se esforzaba en producir. Con el de The Chemist Look, la experiencia es simplemente perfecta y la textura de la piel después de secar el rostro es sublime.

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2. El exfoliante de ácido maltobiónico (para invierno)

El motivo por el cual notamos líneas de expresión más acentuadas en invierno, es porque nuestra tez comienza a cambiar y las capas de piel seca del verano generan este efecto. El secreto en estos casos es un buen exfoliante. En mi caso, uso el ácido maltobiónico de TCL, un exfoliante químico ideal para pieles sensibles que además homogeniza el tono y la textura del rostro mientras la humecta. Los exfoliantes físicos con ingredientes abrasivos como las microperlas, en mi experiencia, no son lo mejor para pieles finas. Este químico, en cambio, es lo que toda piel sensible necesita. Este producto, durante el invierno, es el segundo paso de mi rutina de belleza y en verano evito usarlo en temporada de playa aunque use protección. Si bien lo uso de día, también es un producto idílico para la noche.

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3. El Booster MUNAP-18

Luego del exfoliante, me aplico en la frente y en el contorno de ojos el Booster MUNAP-18. Este es el ingrediente secreto para atenuar las líneas de expresión. Hace dos años estaba a un paso de apostar por el baby bótox, hasta que decidí primero probar el MUNAP-18 de TCL. Nadie me cree que tenía líneas de expresión porque ya no las pueden ver. Esta pócima previene y suaviza las líneas de expresión estimulando la síntesis del colágeno y atenuando la contracción muscular. Los resultados son mágicos y lo mejor es que, al no ser bótox, lo podemos aplicar en otras partes del rostro en las que no podríamos aplicar bótox como en el contorno de ojos.

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4. El Booster HYALU-A/Si

Este sérum de ácido hialurónico es un potente humectante que mejora la turgencia de la piel y contribuye a suavizar las líneas de expresión. Junto a un exfoliante, es un dúo dinámico para potenciar una piel de invierno.

Otro producto ideal para combinar con el exfoliante es la vitamina C. Combinados, ayudan a tratar las manchas en la piel durante la estación de frío. En mi caso, por tener la piel sensible, cuando probé la vitamina C tuve un poco de picazón y desafortunadamente no es un producto que pueda usar. Sin embargo, lo mejor de The Chemist Look, y a diferencia de otras marcas de cosmética, es que te permiten regresar el producto abierto y cambiarlo por otro, dentro de las dos semanas.

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5. Hidratante según tu tipo de piel

TCL tiene hidratantes para los tres tipos de pieles: secas, mixtas y grasas. La mía es la del medio, y realmente puedo decir que hace la diferencia tener el producto justo para nuestra piel. Esta crema me la aplico luego del Booster MUNAP-18, dejando mi piel sedosa.

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6. Protector solar

Luego del secado rápido del hidratante, me aplico protector solar para finalizar la rutina. Sin embargo, si planeo quedarme todo el día en casa trabajando delante de mi computadora, sustituyo el hidratante del punto anterior por el ULTRA-B de TCL, una crema hidratante con filtros UVB y UVA que protegen la piel de los efectos de la polución, la luz azul, el estrés y el daño oxidativo.

Mi fórmula para enfrentar los 30 está basada en la confianza. Creo que es la clave a la hora de elegir una marca para un cuidado cuyos resultados se observan solo con el paso del tiempo. Y eso es lo que TCL, tal vez por haber comenzado como un blog, despierta en mí.

The Strawberry Blonde