Yo no quiero H&M en Uruguay

-Hola, soy The Sour Berry, y hace un año que no consumo ropa en Zara.

-¡Hola TSB!

Hace un año, como muchas otras, era fanática de Zara. Ropa casual, corporativa, de fiesta, básicos y a la moda, para adultos, jóvenes, niños, hombres, mujeres y para todos los estilos. ¿Cómo resistirse a eso?
Es sólo cuestión de tomar conciencia.

¿Alguna vez se preguntaron por qué Zara, Forever 21 y ahora H&M comienzan a llegar a los países del tercer mundo? ¿Alguna vez se pusieron a pensar cómo una prenda importada puede salir tan barata?

Las marcas fast fashion fueron un boom en el cambio de milenio. Hoy, los países desarrollados, no sólo tomaron conciencia de las condiciones en que esa ropa se produce, sino que la tendencia de consumo cambió. Hoy, el consumidor finalmente comprendió que lo barato sale caro y prefiere productos de mayor calidad, exclusividad y dedicación.

Esta tendencia llevó a un importante descenso en las ventas de las marcas masivas en los países del primer mundo. Según el medio español Las Provincias  “La cadena sueca H&M se ha encontrado con un gran problema debido al descenso de las ventas de sus productos. Según su primer informe trimestral de 2018, se han acumulado ropas sin vender por valor de 3.400 millones de euros y su inventario ha aumentado un 7% respecto al año pasado.” Este es el motivo por el cual éstas marcas llegan a países como el nuestro, donde nos enloquece finalmente tener esa ropa que solíamos comprar cuando viajábamos.

Para peor, el artículo español publicado en marzo de este año continúa: “Ante la situación, la decisión de la compañía es que rebajará el precio de esos productos y aquellos que presenten desperfectos serán quemados para convertirse en combustible de una planta energética, algo que ya ocurrió en 2017 con quince toneladas de tejidos.”

 Muchos se preguntarán ¿cuáles son las condiciones en las que producen estas marcas? Para resumirlo:

  • Los talleres en los que se elabora la indumentaria explotan a sus trabajadores. Muchos pensarán que es culpa de la mano de obra que acepta las condiciones o, de los dueños de las fábricas. Sin embargo, la situación de los trabajadores es tan carenciada, que las firmas de moda rápida se abusan de la condición de pobreza ajena. Consecuentemente, los empleados aceptan hacer una remera por menos de un dólar, con tal de tener algo de trabajo. Remeras que por supuesto, luego se venden a veinte dólares.
  • La tierra en donde se cultiva el algodón también está siendo explotada. El algodón no es de por sí 100% blanco y la tierra necesita siempre un reposo entre cosecha y cultivo. Con el fin de que el algodón crezca blanco y rápido, los productos que se utilizan son cada vez más fuertes, lo cual no sólo daña a la tierra sino a los trabajadores que se encargan de esparcir el producto.
  • Hay un chiste popular en China que dice “uno puede determinar el color de la temporada con sólo ver el color de los ríos”. No necesito dar más explicaciones.

Estos tres son sólo pocos ejemplos del daño que las marcas fast fashion ocasionan. Sin embargo, recomiendo ver en Netflix el documental “The True Cost” donde lo explican todo.

Pasar por Zara o H&M y no consumir puede ser como estar a dieta en la fábrica de chocolate de Willy Wonka. Es verdad que los atractivos modelos, copiados por cierto, de las marcas de moda rápida pueden ser muy tentadores con sus precios, pero no cuando sabemos el daño que hay detrás. Comprar local tal vez sea más caro y difícil, pero vale la pena el esfuerzo.

Esta semana recibí la ostentosa invitación a la inauguración de H&M. Me encantaría que su ropa tuviese el mismo amor que su tarjeta y que el lujo no fuese sólo para sus invitados.

The Sour Berry