Gabrielle: Chanel antes de Coco
Hace pocas semanas semanas recibí un exquisito regalo de mi Maison predilecta. La nueva fragancia Gabrielle Chanel Essence. Estaba con una amiga en casa que me preguntó quien era Gabrielle, una pregunta totalmente entendible de alguien menos sumergido en moda. Entonces le respondí: “Gabrielle es Chanel antes de Coco”, o como lo sugiere el nombre del perfume, la esencia más pura de esta importante mujer.
De espíritu libre, aunque secretamente romántico. Misteriosa con respecto al pasado pero visionaria ante el futuro. Rebelde, audaz y con la elegancia del animal que la representa en el Zodíaco por haber nacido un 19 de agosto: el león.
Son muchas las cosas que conocemos de Coco pero infinitas las que desconocemos de Gabrielle. Por eso, para crear un perfume con su auténtico nombre, Olivier Polge, la nariz de Chanel, exploró la genuina esencia de este eterno ícono y el pasado que tanto obviaba. Para entender la voluptuosa, luminosa y floral fragancia Gabrielle Chanel Essence, resulta indispensable comprender el verdadero espíritu de Gabrielle. Para eso, comparto a continuación cinco curiosidades acerca de esta leyenda de la moda.
Leo, su signo zodiacal, es una de las tantas cosas que muchos desconocen sobre Gabrielle, al igual que lo identificada que se sentía con este sol astrológico. Intuitivo, apasionado, valiente, majestuoso y sin duda el rey de la selva. Coco no podría haberse sentido representada mejor por ningún otro animal que por el león. Era tal su admiración hacia este poderoso felino, que conservaba una estatuilla del mismo al lado de sus cigarrillos y de sus tijeras textiles. Además, como las camelias, devino uno de los tantos íconos de la Maison que aparecen desde los comienzos de la casa, en detalles como botones y en suntuosas piezas de joyería.
Soy Leo, y al igual que el león, enseño mis garras para protegerme. Pero créanme que sufro más cuando araño que cuando me arañan” – Gabrielle Chanel.
Libre es probablemente la primer palabra que a muchos nos viene a la cabeza cuando pensamos en Mademoiselle Chanel. Visualizamos una contemporánea e independiente diseñadora que tuvo amantes pero nunca esposos. Sin embargo, muchos desconocen que para ella el amor era lo más importante, aún más que la moda. Gabrielle soñaba con un hombre que la amara por siempre, sin embargo, en este campo sufrió sus más grandes desilusiones. Entre todos sus amantes, el inglés Boy Capel fue probablemente el gran amor de su vida. Él la ayudó a abrir su primer tienda en Deauville, pero a pesar de su gran afecto hacia Coco, nunca fueron más que apasionados amantes.
En 1905 Gabrielle debutó en el “café cantante” La Rotonde de Moulins, donde luego de las vedettes pasaban al salón las “presumidas”: elegantes damas que cantaban para darle mayor prestigio al lugar. Chanel era una de ellas. Fue en este antiguo pabellón construido en 1860 donde la apodaron como “Coco” gracias a dos canciones que cantaba seguido: Ko-Ki-Ri-Ko y Qui qu’a vu Coco. Desde entonces, esta emblemática figura jamás volvió a presentarse como Gabrielle.
Sinnúmeros de conceptos que observamos en la moda contemporánea fueron propuestos por Gabrielle hace más de cien años, totalmente adelantada a su época. El unisex o el no-gender es uno de ellos. Coco fue la primera en implementar el pantalón en la indumentaria femenina, adaptándolo a ocasiones casuales y formales. En 1929 era el hit entre las mujeres de clase alta y algo que con los años devino popular (aunque no hace falta que lo especifique). Las chaquetas blancas y las camisetas de marinero fueron otras de las tipologías masculinas que Coco revolucionó introduciéndolas al código femenino.
En 1920 Chanel lanzó su primer fragancia, el Chanel Nº5, sin imaginarse que cien años después se mantendría tan actual para ser el perfume más vendido en el mercado. En los pomposos y dorados años veinte, fue el frasco desnudo, geométrico y sin adornos lo que más controversia causó de este perfume diseñado en Grasse. El químico Ernest Beaux le presentó a Gabrielle cinco fórmulas y ella eligió la número cinco. Ese fue el primero de los tantos aromas inspirados en esta extraordinaria mujer.