No a la fiebre del denim

Mi análisis estadístico es a ojo, pero puedo garantizar que a partir de marzo hasta noviembre, un 98% de la población usa jeans en el día a día (por supuesto, fuera del ambiente corporativo). No es que yo no use jeans pero hoy me puse a pensar… ¡que plaga! Y a su vez, que prenda tan exitosa. Blancos, negros y sobre todo azules. Chupines, boyfriends, mom cut, crop pants y con suerte algún semi Oxford, pero al fin y al cabo, todos en la tan aclamada sarga de Nimes.

Sin embargo, encuentro tantos buenos motivos para no usar jeans, o por lo menos, para probar alternar. Entonces acá van mis cinco motivantes razones para usar nuestros jeans una sola vez por semana.

1. No todos son tan favorecedores.

¿Por qué?

    • Para empezar, cualquier tela rígida genera volumen y el denim es una de ellas.
    • Difícilmente un jean tenga los bolsillos totalmente simétricos y proporcionales a la prenda. Cuando éstos son muy pequeños agrandan visualmente la cola al igual que cuando están por demás separados.
    • Los chupines son por lejos los más populares pero aún no entiendo por qué. Las prendas adheridas tienden a enfatizar cualquier imperfección que a veces preferiríamos disimular y la falta de volumen en la zona del empeine no ayuda a equilibrar la silueta si tenemos mucha cadera o piernas fuertes.
    • Los bolsillos delanteros generan volumen y agrandan significativamente una de las zonas más anchas del cuerpo.
    • Cuando el tejido además está roto o desgastado, se generan cortes visuales que acortan las piernas.

El jean perfecto para cualquier mujer sería un semi Oxford tiro medio con bolsillos delanteros falsos y los traseros perfectamente ubicados, con una textura homogénea y un leve porcentaje de spandex. Pero como salir a buscar este jean es como salir a buscar frutillas en pleno invierno, a veces es mejor optar por otro tipo de pantalón.

2. El denim no es el textil más cómodo

Muchas mujeres justifican su uso diario de jeans por su comodidad y me alegra que no opten por un jogging, pero ¿realmente les resultan tan cómodos? A veces siento ser la única a quien verdaderamente le incomodan. El jean es la primer prenda que ajusta cuando engordamos medio kilo, mientras otros modelos nos tienen un poco más de tolerancia. Quienes buscan la comodidad pueden probar alternar el jean con modelos de pretina elastizada en telas de mano suave y caída dulce, como puede ser una gabardina liviana de algodón.

3. Puede darnos un aspecto demasiado algodonoso

Un outfit equilibrado es aquel que combina texturas. Cuando usamos un jean es ideal combinarlo con una blusa de gasa o seda o con una campera de cuero para enriquecer el look. A menos que queramos combinarlo con una clásica t-shirt blanca, por lo general es preferible evitar partes superiores de algodón con esta emblemática prenda. ¿Qué hacemos entonces con todas nuestras blusas o remeras de algodón? ¡Las combinamos con la infinita variedad de modelos de pantalón que hay por descubrir! Rectos de cuero, babuchas de seda, oxfords en animal print, biker shorts a color, crop pants en gabardina o calzas en símil gamuza.

4. No son el ítem más versátil

La versatilidad en los conjuntos es clave hoy en día y debemos trabajar mucho para que un jean nos la de. Si tenemos un día eterno y queremos un outfit que sirva para ir a trabajar, al supermercado y por último a cenar, un jean puede limitarnos, mientras un pantalón satinado llevando una campera de cuero en la cartera para la noche nos puede ahorrar ir a cambiarnos a nuestro hogar.

5. Nos hacen lucir igual que al resto

Evitar el jean es optar por lucir diferentes. Es elegir no usar la misma prenda que el 98% de la población. Es apostar por una caída, una textura y un diseño diferente para reflejar nuestra autenticidad mostrando qué elegimos esos días que decidimos no usar jeans.

The Sour Berry